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jueves, 30 de abril de 2009

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Yo buscaba un furgón para mi hija… ellos buscaban un corazón para su hijo… porqué el corazón no apareció?... porqué Dios quiso que esos padres no llevaran nunca más a su Felipe al colegio?...

Adios angelito.

Ser mejores

Muchas cosas cambian cuando tienes un hijo… pero cuando tienes dos, todo cambia nuevamente y como madre y como mujer cuesta mucho asumir estos cambios. Alguien me dijo que el amor se multiplica, y eso es cierto, no se puede explicar, pero sientes por esta segunda personita el mismo grado de adoración que por la primera y es tan simple como que por cualquiera de las dos estaría dispuesta a dar la vida… (literalmente)…
Bueno, lamentablemente lo que no se multiplica es el tiempo… hay que ceder… hay que resignarse a que ya no puedes cubrir todos los frentes y hay que darle espacio al padre que esta ansioso por entrar a jugar un rol más protagónico, quizás hace mucho tiempo, pero como uno se cree la super mujer, no había querido ver lo importante que puede ser delegar en el otro responsabilidades que por alguna razón crees que son de tu exclusividad…
Será que me crié con ese concepto de mamá, la super woman que se las puede todas… pero que, lamentablemente, sólo se dedicó a ser mamá y dejó todo lo demás de lado…
Ahora, porque no?... estar aquí sentada en Internet vaciando un poco de mis pensamientos en estos párrafos, mientras el padre acuna, pasea y hace dormir a la nueva integrante de la familia que lucha en contra del tuto???
En estas ocasiones pienso en las mujeres que han sido madre y padre para sus hijos, de seguro siempre hay una abuela chocha, una tía, alguien que colabora con los momentos críticos en la crianza no?... pero aquellas que están solas, realmente solas?... no puedo llegar a imaginar lo que pasa en la vida de esas mujeres y con las pequeñas viditas de esos niños… en estos momentos se vuelve difícil juzgar…
Gracias a Dios (y a nuestro propio esfuerzo y trabajo, porqué no decirlo) tengo una hermosa familia, un compañero de vida que crece y lucha codo a codo conmigo y dos hermosas hijas que no son más que el fruto del amor y la fe… sí, la fe de que todo puede ser mejor y de que el mundo merece una nueva oportunidad y que estas nuevas vidas vienen a enseñarnos a ser mejores seres humanos, mejores hombres y mujeres y sobretodo mejores padres.