Un día siete de mayo hace cuatro años atrás a las nueve de la noche con once minutos, comenzó en mi vida una etapa nueva… ese día volví a nacer… nació la mamá, la enfermera, la profesora, la multifacética… etc… Ese día sentí un vacío enorme en mi vientre que me indicaba que algo desde mis entrañas había nacido a la vida… sentí latente más que nunca en mí la presencia de Dios, la presencia de lo inexplicable y hasta de lo mágico…Tener en mis brazos a esa pequeñita que abría sus ojitos y me miraba casi con tanta curiosidad como con la que la miraba yo… es realmente muy difícil de explicar… Sentir que a partir de ese momento, existe alguien en este mundo que de verdad me necesita, me siente, me huele, me intuye… es realmente inexplicable…
Ahora miro atrás y me parece increíble pensar en ese pequeñito ser que pusieron en mis brazos y en mi vida y que hoy, con cuatro añitos es capas de decirme “Te amo mamá”, “te extrañé”, o “Que divertido es colorear madre e hija cierto?”… Esta pequeñita se ha ido transformando desde que llegó a este mundo en el eje de mi vida y por quien lucho cada día… en mi más grande orgullo y en la razón de muchas de mis alegrías…
En este día tan especial para mí, quiero felicitarme por el cumpleaños de mi hija, que finalmente es mucho más importante incluso que el mío… quiero felicitarme por que sé que he hecho todo lo posible por darle todo de mi a esta hermosura y porque con cada sonrisa y con cada palabra ella me demuestra que no lo he hecho mal y que siente que a su lado tiene una Madre que se preocupa y que la protege y que la ama… y porque sé que hasta que Dios decida llevarme lo seguiré haciendo… porque pase lo que pase soy su madre y estaré siempre a su lado.
